Hace un par de meses fue el cumpleaños de Lucía, cuando terminó y eres consciente de la cantidad de basura que generamos (mis alumnos dicen que soy de Greenpeace) se me encendió la luz de mi Síndrome de Diógenes (herencia familiar, ya podía haber heredado algo mejor) y se me ocurrió que podía reciclar algo de lo que había quedado.
Habíamos comprado en el Mercadona unos cuencos desechables de plástico y pensé que servirían para algo, también había montones de papelillos de los que vienen para separar el queso en lonchas y me dije ya está, "cuencos de papel de queso".
Así que guardé todo y saqué tiempo para hacer los cuencos en cuestión. Busqué algunos por la red para intentar hacer algo parecido y este fue el que me gustó.
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